viernes, 4 de diciembre de 2015

Posesión - 2da. Entrada.Cap I





Ni una entrada a la pequeña cárcel del pueblo cuando joven por borracho o alborotador. Nunca se le había conocido por tener más de una novia a la vez. Su auto era un sedán gris plomo, sin ningún atributo excepcional. Su jardín siempre estaba impecablemente arreglado. Sus vecinos no tenían ninguna queja de él, apenas los veía, es cierto. Era contador, por si fuera poco. Su esposa, que había sido recepcionista en su juventud, era otra muestra de las estadísticas. Un poco rubia, nada especial en ella que llamara la atención: ni atractiva ni fea. Total y absolutamente...estándar, por decirlo así. Sus niños, dos chicos vivarachos, totalmente normales y felices, alborotadores y revoltosos como niños saludables. Bicicletas, pelotas, guantes de béisbol, gorras, trompos, autos de juguete, todo por todos lados. Como en cualquier casa normal. Hasta el perro parecía formar parte de esa aura de absoluta falta de desviaciones de lo común, de lo que era corriente. Del común denominador de esas inmensas masas que se sientan a ver TV en su sala todos los días a las siete de la noche. Pero nadie podía haber pensado que una vez desatada la locura, esas mismas masas de tranquilos seres humanos se convertirían en enormes bandas de seres desquiciados, cometiendo actos de una violencia absurda unos contra otros.

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